Descripción
Los niños de tres años son conquistadores de corazones y les gusta serlo; quieren agradar y Dios se los concede. Su espontaneidad, cercanía y docilidad los hacen encantadores. En ellos muchas posibilidades humanas van despertando limpias, como un grito que clama que tanta belleza no se debe contaminar.
Para analizar, conviene separar lo que, para admirar y contemplar, conviene ver unido.
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